domingo, 16 de octubre de 2011

Tardes de domingo

Los domingos, por naturaleza, son días silenciosos, de tonos amarillos o anaranjados. Con poco o nada que decir o aportar. Esa forma de ser se amplifica por las tardes que ni el café consigue despertar.

Hoy no iba a ser menos. Las tardes de domingo en Sevilla amplifican esas sensaciones, ese no poder hacer nada, ese no decir nada. El ventilador apagado y la cortina mecida son elementos inconfundibles de esta tarde de domingo que se repite cada semana. Y es que no hay mucha diferencia entre los diferentes domingos. 

Parece que el final del verano ha hecho que esta sensación de domingo se repita con más frecuencia, ya no hay motivos para rellenar los domingos con cafés y cigarros, con idas y venidas, con música y risas, con noches y mañanas. Todo eso desaparece por la necesidad de que llegue la noche y con ella, la mañana del lunes. Momento de volver a la vida, a la actividad, a la maldita rutina...

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