jueves, 24 de noviembre de 2011

Imparcialidad

Hay una frase, que leí en algún momento que ya no recuerdo, que decía algo como 'No comparto tu opinión, pero daría la vida por defender tu derecho a expresarla'. Los humanos siempre andan defendiendo derechos como la libertad de expresión del prójimo, ya sea su vecino o el último habitante de Camboya.

El problema llega cuando en lugar de matar por el derecho que uno tiene a dar su opinión, mata por el derecho a callarla. Los españoles acaban de pasar por las urnas para elegir al próximo presidente de su gobierno. La explosión de las redes sociales e internet han hecho que, prácticamente en tiempo real, todos y cada uno que quisiera podía ofrecer su visión del asunto.

Los debates se multiplicaban por cualquier lugar del ciberespacio. Pero siempre bajo unos mínimos... en el momento en el que alguien realizaba un comentario en el que se salía de unos cánones establecidos y estereotipados las charlas se acababan bruscamente. 

Cuanto más sinceras eran las ideas expresadas, o simplemente, más comprometidas ya no deseaban  seguir escuchando. A día de hoy aun hay quién no está acostumbrado a escuchar opiniones reales, hubo incluso humanos que se lanzaban las manos a la cabeza al escuchar ese tipo de comentarios salir de personas conocidas. Como si por el simple hecho de ser famosos no tuvieran la posibilidad de ofrecer sus opiniones para así, evitar herir la sensibilidad de sus seguidores.

Me parece algo absurdo que uno no pueda sincerarse, opinar libremente, expresarse porque la sociedad le pide que sean imparciales, grises, neutros... perdiendo así la posibilidad de que otro pierda la vida por lo que uno quiera expresar.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Días y noches

Hay veces que desde que te levantas sabes que no va a ser un buen día, luego puede mejorar o no, pero las intuiciones siempre tienen algo de ciertas... seguir a tu intuición por encima de otros indicios evita sorpresas desagradables.

Las noches por el contrario son diferentes, están cubiertas por un halo de misterio e intriga que hace que uno nunca sepa cómo pueden desarrollarse. Una noche que empieza mal no tiene porqué acabar de la misma manera cuando empieza a despuntar el alba. Más bien podría decirse que las noches que se alargan hasta los primeros rayos de sol no es posible que sean negativos por mal comienzo que tuviesen.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Las piedras también lloran

En mi viaje por tierras salmantinas me he dado cuenta que no sólo los humanos son capaces de llorar. Las piedras, la tierra también lo hacen, con mayor frecuencia y caudal. A lo largo de todo el camino es habitual ver como desde las entrañas de las montañas emana agua sin parar. En algunos momentos es solo un goteo intermitente, sin importancia, pero en ciertos lugares el fluir es continuo, una cortina del líquido elemento cubre las rocas, volviéndolas más oscuras y frías, hartas de llorar.

Los que me leéis de manera habitual sabéis que no acostumbro a contar las cosas tal y como ocurren, pero este día necesita ser la excepción a la regla.

El día de hoy amanece en La Alberca soleado como ninguno de los anteriores y durante el desayuno uno de los camareros nos aconseja visitar las pinturas rupestres de la zona. Aceptamos las rutas del valle de Batuecas casi sin reparo. Al comenzar la primera parte del viaje, que ha de hacerse en coche, el navegador de abordo habló de manera clara y concisa: STOP problema de frenos.

Tras unos minutos iniciales de desconcierto y miedo hacemos una consulta telefónica a un mecánico de confianza, que no comprende cómo ha podido salir ese mensaje sin que mucho antes se hubiese encendido una luz amarilla.

Después de darle vueltas al asunto y de probar los frenos repetidamente, llegamos a la conclusión que probablemente, el líquido de frenos se hubiese congelado. Con más miedo en el cuerpo que otra cosa emprendimos de nuevo el viaje por Batuecas.

Tras una bajada llena de curvas tan cerradas que lo único que se veía era un precipicio sin fin llegamos, paramos junto al río que debíamos seguir para llegar a un templo,  y tras él, a las pinturas rupestres que tanto tiempo habían aguardado en aquel lugar. En total, el recorrido apenas llegaba a los 3 kilómetros.

Hasta llegar a la iglesia escondida en mitad del campo, el camino se mostraba simple, sin trabas. Una vez bordeada su entrada el camino pasaba prácticamente por dentro del río, piedras sueltas y raíces de árboles que no tuvieron más remedio que salir a la superficie para seguir creciendo.

Tras esa dificultad en el camino, aparece ante el visitante un pequeño puente romano, que te hace ver que, a pesar de lo que pudiera parecer no eres el primero que pasa por allí, y que tal vez, no seas el último. El camino en esta zona vuelve a hacerse difícil.

Muchas son ahora las piedras caídas sobre las que hay que caminar, siempre con cuidado de no caer. El camino va subiendo las montañas y llegados a este punto, la caída puede ser bastante complicada.

Una vez pasada las piedras, la subida se vuelve más empinada, en la zona hay colocada una cuerda que ayuda a la subida, es prácticamente el único indicio visible de que el visitante va por el buen camino. Varias tramos de cuerda más adelante aparece en la roca desnuda las viejas pinturas.

Las pinturas rupestres prácticamente han desaparecido en algunas de las zonas de la pared de piedra, el paso de los años y las inclemencias del tiempo han hecho mella en ellas, pero ese no ha sido su peor enemigo. Las marcas del pasado están muy castigadas por la estupidez humana, y sus límites insospechados. Donde antes aparecían manadas de animales ahora hay nombres de personas que pasaron por el lugar, sobre el ocre, corazones que rascaron pintura y piedra hasta volverla blanca... Quizás sea eso lo que deja un sabor de boca amargo. Una travesía idílica que se ve empañada, para variar, por la mano del hombre... 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Llega el frio

Todo llega en esta vida, aunque puede que con algo de retraso. El frío ha empezado a asomarse a las ventanas más tarde de lo que los humanos están acostumbrados. De donde yo vengo... lo que ellos llaman frío lo llamamos ola de calor... pero bueno.

Los humanos... dentro de sus rarezas tienen la capacidad de cambiar su estado de ánimo y su forma de ser. Con el cambio de las camisetas de tirantes al plumas, de las chanclas a las botas y de dormir desnudos con las ventanas abiertas a hacerlo bajo mantas y más mantas.

Su capacidad de cambio es asombrosa, aunque no se puede considerar como una adaptación al medio, de hecho, creo que son incapaces de hacerlo... pero eso es otra historia. Sus transformaciones pueden llegar a ser continuas, siendo la constante de su vida el cambio.

A pesar de lo que pueda parecer ese cambio no implica ir a mejor, ni siquiera lleva incluido un cambio de esencia, siendo un simple lavado de cara.

Quizás valoran más esos chapa y pintura que los cambios trascendentales y profundos que suelen verse como una traición a unos principios; principios que no tenían que estar, sino que te los otorgasen otros. Es que para los humanos resulta más fácil moverse por convicciones sociales que por las suyas propias, y son precisamente, los cambios sociales los que obligan al ser humano a cambiar, a bailar el agua de lo que pasa a su lado, quiera o no. 

martes, 15 de noviembre de 2011

Salamanca

Durante unos días paso mi tiempo en la provincia de Salamanca. Para mis queridos visitantes americanos, asiáticos y europeos les diré que se trata de una provincia del norte de España.

Su clima tiene poco que ver con las cálidas temperaturas sureñas a las que estoy tan acostumbrado. Pero en este castillo en el que me encuentro, pegado a la chimenea que siempre chisporrotea y llena la sala de calor, puedo decir que me encuentro a gusto. Más cerca a lo que conocí en mi tierra helada natal.

El clima es un gran molde de la personalidad y la gente de la zona sabe enfrentarse de buena manera al frío 'hoy no hace mucho frío, mañana cuando deje de llover si que lo hará', cuando estando a 7º te dicen eso... te das cuenta de que los conceptos son cada vez más arbitrarios.

Lo bueno de los viajes es que dejas bastante lejos todo aquello que no quisiste meter en la maleta. Por otro lado, se van contigo personas que físicamente tampoco pueden estar contigo, sobre todo ahora con las nuevas tecnologías al servicio de la comunicación. Pero toda maleta que se precie nunca está completa. Siempre hay algo que olvidamos en casa y que hace que el viaje no esté completo.

Mi maleta está casi completa. Las cosas que se quedaron olvidadas son imperceptibles, aquí he encontrado otros objetos que los sustituyan pero, hay un problema... y es que hay veces que aunque uno no quieran aparecen en el equipaje algo que no se quería llevar, que hace que todo pese demasiado y se pierdan las ganas de seguir viajando. Pero a pesar de ello, seguiré como hasta ahora, al menos lo intentaré, por mucho equipaje de más que tenga que llevar. Sino, siempre podré tirar de mensajería urgente para que se lo lleven.

sábado, 12 de noviembre de 2011

de vasos y pantanos

Por mucho que un entendido en anatomía quiera discutirme, los humanos están compuestos por infinidad de cavidades de distintas formas y tamaños, según su utilidad. Entre estas cavidades además se encuentran diferentes territorios con límites bien marcados y diferenciados.

El funcionamiento es bastante simple, las personas funcionan de manera adecuada mientras que las personas de su alrededor no crucen las líneas ni las diferentes cavidades no se encuentren al límite de su capacidad. Cuando se desestabilizan algunos de estos elementos se resiente el conjunto, un ejemplo más de que el todo no es la suma de las partes.

No hay una única solución posible para restaurar el sistema, las soluciones son tantas como cada uno quiera aplicar, ya que ni siquiera todas esas cavidades funcionan de la misma forma dentro de cada persona, aunque alejarse de la fuente que inunda estos huecos suele ser una opción acertada.

Algunas de ellas, aunque se vacíen, dejan un poso en su interior que hace que cada vez su capacidad sea menor. Otros funcionan como esponjas y absorben todo lo que pueden, y más, con lo cual, cuando se pudre sale a la luz palabras y acciones que hace mucho dejaron de tener sentido.

Por el contrario hay otros que con el paso del tiempo se van desgastando, ampliándose, ganando capacidad para futuras ocasiones. Estos suelen ser los menos, la paciencia es algo que se va agotando en muchos casos, no se puede aprehender en la mayoría de los casos.


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